LUIS "BILLO" FROMETA BILLO´S CARACAS BOYS (1915-1988)






Al analizar la obra de “Billo”, nos topamos con un genio musical que tomó patrones de diversas vertientes y les imprimió un sello personal. Como en el caso de El muerto de las gradillas, una sabrosa guaracha que alude a una de las esquinas emblemáticas de Caracas, y que tiene en su introducción fragmentos del poema sinfónico de Saint Säens La danza macabra. O el bolero Caracas vieja, en el que toma la Sexta Sinfonía de Tchaikovsky como inspiración; a juicio de los expertos, hay una evidente conexión entre los famosos mosaicos de “Billo” y la suite, un género académico que vincula varios tipos de danzas contrastantes y que se va desarrollando en una secuencia que parte de un ritmo lento a uno cada vez más veloz.

Nació el 15 de noviembre en Santo Domingo. De pequeño se trasladó junto a sus padres y hermanos a San Francisco de Macorís. Allí aprendió música, teoría y solfeo con el profesor Sixto Brea, armonía y composición con el profesor Rafael Pimentel y clarinete y saxofón con Ogüis Negrete. Además, conoció a Francisco Simó Damirón. Tocó el fagot en la Banda de Música del Cuerpo de Bomberos de Santo Domingo y con 15 años de edad fue fundador y su primer director, con el grado de Capitán, lo que le ayudó a ampliar sus conocimientos de música. Posteriormente, fue miembro fundador de la Orquesta Sinfónica de Santo Domingo.

En 1933 retornó a la capital dominicana. Impartió clases de guitarra a domicilio y realizó arreglos musicales para pequeños conjuntos. Aunque matriculó medicina en la Universidad de Santo Domingo, su interés por la música lo había convertido en excelente guitarrista. Integró la Santo Domingo Jazz Band junto a los artistas Freddy Coronado, hijo de venezolano y gran amigo, Negrito Chapuseaux y Francisco Simó Damirón, quien la dirigió antes de irse a vivir a Puerto Rico y la dirección pasara a Billo Frómeta. Esta orquesta acompañaba a los artistas que pasaban por la ciudad. Junto a Coronado formó el grupo llamado Conjunto Tropical que trabajó en la emisora de radio HIN.

En el tercer año de medicina, ingresó en el hospital militar y al ser obligado a usar el uniforme de guardia se negó y fue expulsado de la Academia de Medicina. En 1937 partió con su grupo orquestal a Venezuela, ayudado por Coronado y un familiar de éste, pero antes tuvo que aceptar del dictador Rafael LeonidasTrujillo el cambio de nombre de la banda por el de Ciudad Trujillo Jazz Band. El grupo llegó a Venezuela por el puerto de La Guaira el 31 de diciembre para tocar en Caracas en el local de baile Roof Garden, que quedaba en el centro de la ciudad. Por criterios patronales se le cambió el nombre al grupo por el de Billo Happys Boys. Esta decisión provocó protestas en el país y demoró el regreso del grupo. Más tarde, cambió de nuevo el nombre por el definitivo de Billos Caracas Boys, eliminada toda posibilidad de que apareciera el nombre de la ciudad a la que pertenecían.

En 1938 la orquesta interpretó en el incipiente cine sonoro venezolano el tema Taboga, que daba nombre a la película y que era cantado por Ernesto Negrito Chapuseaux. También, realizó las primeras grabaciones con la discográfica RCA Víctor y entabló amistad con Agustín Lara, quién residía por ese tiempo en Caracas contratado por una editora musical. Aunque esta le impedía producir otros temas que no fueran románticos, Lara firmó con diversos seudónimos los temas bailables que compuso para la orquesta Billo's Happy Boys, lo que continuó haciendo a su regreso a México.

 En 1939, enfermo gravemente de tifus, logró recuperarse y en agosto de 1940, reagrupó su orquesta y le cambió el nombre a Billo's Caracas Boys en honor a la ciudad donde residía. La orquesta se convirtió en la primera de corte bailable de Venezuela con la que surgen cantantes como Felipe Pirela, José Luis Rodríguez y Cheo García. Sus composiciones alcanzan fama internacional, y las dedicadas a Caracas, donde se casó varias veces y formó familia, lo hicieron el más querido de los compositores. Siempre incluyó los merengues y mangulinas dominicanos en sus grabaciones.

Además del merengue, el joropo fue su gran pasión. También, se le consideró el más vivo ejecutor de la cumbia  colombiana, por la que fue homenajeado.  En 1946 produjo su propio programa radial semanal llamado A gozar muchachos que animó con su orquesta, difundido por la estación Radio Caracas desde 1945 hasta 1957, y se convirtió en el vehículo que lo dio a conocer por toda la ciudad, al penetrar en todos los hogares caraqueños, ganándose de paso el afecto y el cariño de los radioescuchas, quienes lo veían como un verdadero compatriota.   La emisora radial poseía equipos de grabación discográfica y editó los discos con su nombre. En 1948, abandonó la RCA Víctor y continuó la edición de sus discos con sello propio, aunque con un contrato por los equipos de grabación.
En 1955 produjo su primer disco de larga duración titulado Concierto venezolano con la orquesta conformada por músicos de la orquesta sinfónica de Venezuela que fue un regalo de Navidad para los empleados de la filial venezolana de General Electric que patrocinaba su espacio radial. Fue uno de los fundadores de la Sociedad de autores y compositores de Venezuela.

En 1958, después de varias dificultades económicas que le provocaron la pérdida de su orquesta, el músico Renato Capriles le solicitó arreglos y canciones para el primer álbum de su orquesta Los Melódicos. Contratado como asesor musical del desaparecido sello disquero Venevox propiedad del empresario Carlos Birdermann, se marchó a Cuba. Realizó trabajos musicales, produjo discos para otros intérpretes e hizo grabaciones con la orquesta de los Hermanos Castro, que aparecía en los créditos de los discos de larga duración con el nombre de su desaparecida orquesta.
En 1959 realizó en los Estados Unidos el disco Tres viejos amigos con Francisco Simó Damirón y Ernesto Negrito Chapuseaux. En 1960 regresó a Caracas y reunificó su orquesta, compuso nuevos temas y grabó con la empresa Discos Gramcko y con Discomoda. En 1963 inició su propio sello discográfico Fonograma desde la cual ofrece a artistas nuevos la oportunidad de grabar


Para los años 50, Billo's Caracas Boys competía con los grandes de la canción popular como Luis Alfonso Larrain, Pedro J. Belisario, Aldemaro Romero, Chucho Sanoja, Rafael Minaya, la Orquesta Aragón, la Sonora Matancera y Dámaso Pérez Prado, entre otros.  Otros programas radiales que tuvieron a la orquesta como atracción principal fueron: Variedades ESSO, Refresco Musical Coca Cola, Fiesta Fabulosa, Hora íntima con Billo Frómeta, Dancing Sociedad, Aplauso al Mérito, La Canción Palmolive, A Gozar Fortuna y Gran Reserva Musical.

En mayo de 1960, la Asociación Musical depuso el veto que en su mayoría vio como injusto y personal, y “Billo” regresó a Caracas para conformar una nueva orquesta, su “Tercera República”. Para ello, contrató a dos noveles cantantes, el guarachero Cheo García y el bolerista Felipe Pirela.   Con esta pareja, dio inicio a la orquesta mas exitosa que haya sido conformada en Venezuela en el siglo XX, y las salas de baile, las rockolas, las 'velloneras' y las estaciones de radio y de televisión comenzaron pronto a dar cabida a guarachas, boleros, danzones, pasodobles y mosaicos interpretados por estas nuevas voces. Sus éxitos se regaron como pólvora, y la orquesta fue reclamada mundialmente. En corto plazo, Latinoamérica, Estados Unidos y Europa se rindieron a sus pies.

Cuando Pirela decidió independizarse como solista, lo sustituyó José Luis Rodríguez “El Puma”, quien a la larga emuló y trascendió el éxito de su antecesor. Luego transitaron por la orquesta las voces de Joe Urdaneta, Nelson Henríquez, Memo Morales (“El Gitano Maracucho”), Rafa Galíndo (por tercera vez), Humberto Zárraga, Ely Méndez, Ender Carruyo, Oswaldo Delgado y Erick Franchesky, aunque hay que reconocer que, por su prolongada estancia, Cheo, Memo y Ely fueron los pilares de la organización. Esa fue la etapa en la que la orquesta logró ingresar en el libro de Records Mundiales Guinness, al convocar la reunión más grande de personas en la bailanta de los carnavales de Tenerife, Islas canarias, España, donde juntó a más de 250 mil almas en 1987.



En 1988, un año después de celebrar el quincuagésimo aniversario de su llegada a Venezuela, se comenzó a organizar un homenaje en su nombre, fijando la fecha para finales de abril. Ese día se cumpliría uno de los sueños del veterano maestro, dirigir la Orquesta Sinfónica de Venezuela y, frente de ella, respaldar a muchos de los cantantes que lo acompañaron con el correr del tiempo.
Los días previos al concierto fueron extenuantes: arreglos, entrevistas, compromisos, etc. El último ensayo se realizó el 27 de abril; pero al llegar a la sala del teatro Ríos Reyna, en el complejo cultural Teresa Carreño, “Billo” recibió una ovación de pie tan cálida por parte de los profesores de la Sinfónica que se desmayó y fue necesario trasladarlo de inmediato a un hospital. El diagnóstico fue que había sufrido una trombosis cerebral, la misma que hizo que su luz se extinguiera la noche del 5 de mayo del mismo año. En la tarde del día siguiente, Caracas detuvo el tiempo para rendirle su más sentido homenaje.

Al concluir los honores, su féretro fue acompañado por una inmensa multitud que, entre lágrimas y recuerdos, entonó: “Y es que yo quiero tanto a mi Caracas / que sólo pido a Dios cuando yo muera / en vez de una oración sobre mi tumba / el último compás de Alma Llanera...”

Los espacios que actualmente se escuchan en las radios del país son: Una Hora con Billo, Billo en Continente, Billo y Algo Más y Melocolobillo. Por eso, no pasó mucho tiempo antes de que la Billo's Caracas Boys se ganara el justo título de “la más popular de Venezuela”.


                                                                                                                                                            

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