El cerebro olfativo

El rinencéfalo, o cerebro destinado al procesamiento de las informaciones olfativas, está muy desarrollado en aquellos animales que se valen de ese sentido para su vida de relación ( peces, roedores, etc. ) y comparativamente menos en  aquellos otros que utilizan, en cambio, la vista o el oído, como las aves.
En el hombre, el rinencéfalo no está poco desarrollado, ni menos aún, atrofiado, sino que el gran tamaño de las estructuras cerebrales destinadas al intelecto sobrepasa excesivamente a las más antiguas, el Archipallium, que constituye el cerebro olfativo.
Una porción de este Archipallium forma el bulbo olfativo, núcleo de la base del cerebro, directamente apoyado sobre el piso de la cavidad craneana y al que llegan las conexiones de las células olfativas. Desde el bulbo olfativo sale un paquete de fibras llamado cintilla olfativa que, en realidad es una circunvolución cerebral rudimentaria de la base del lóbulo frontal, y desde allí entra en comunicación con una extensa área de corteza cerebral que incluye hasta regiones próximas al centro de la palabra.

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